Murió Magdalena Ruiz Guiñazú, periodista y emblema de los DD. HH.

Murió Magdalena Ruiz Guiñazú, periodista y emblema de los DD. HH.

07/09/2022 - Con una destacada trayectoria en medios, tuvo además un rol clave en la Conadep que investigó los crímenes de la dictadura.


La noticia fatídica llegó a través de la radio, su gran amor. “Acaba de fallecer Magdalena Ruiz Guiñazú, me acaban de avisar”, anunció en el mediodía de ayer Jorge Lanata, visiblemente conmovido al dar a conocer la muerte, a los 91 años, de su compañera de radio.

Periodista y escritora, la popular conductora de Magdalena Tempranísimo tuvo una destacada trayectoria en televisión, medios gráficos y radio hasta sus últimos días. Pero además fue una ferviente defensora de los derechos humanos, con una activa participación en el regreso de la democracia a la Argentina: queda para la posteridad su aporte como integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) que elaboró el informe “Nunca Más” con testimonios de sobrevivientes y familiares de víctimas de la dictadura. Algo que destacaron ayer referentes de todo el arco político y de organismos como Abuelas de Plaza de Mayo, que la despidieron con sentidos mensajes las en redes sociales.

“Decir la verdad sobre todas las cosas. Nunca Mentir”, afirmaba sobre el periodismo.

es la voz de Magdalena en la radio. Pero más allá de eso, ella fue en su vida una persona muy comprometida con los derechos humanos”, recordó el conductor de Lanata sin filtro, programa que en 2014 había sumado como columnista a Ruiz Guiñazú, que antes había marcado a generaciones de argentinos con su Magdalena tempranísimo, en el aire de radio Mitre entre 1987 y 2006 y después en Continental. Actualmente conducía el ciclo Magdalena y la noticia deseada, los sábados de 10 a 12.

“Hasta hace dos semanas venía al aire. Se sentaba y se encendía frente al micrófono. Siempre con los diarios a cuestas, con la vulnerabilidad de los años, pero con tremenda vocación”, siguió Lanata sobre su colega y amiga, a la que identificó con “la valentía y el coraje” de una mujer “de la clase alta argentina, que podría haberse quedado callada la boca en su casa, podría haber disfrutado en el Palacio San Martín [sede de la Cancillería argentina] donde vivía cuando era chica, y no hizo eso, se fue a laburar como cualquiera de nosotros”.

Nacida el 15 de febrero de 1931, en Buenos Aires, fue hija de María Celina Cantilo Ortiz Basualdo y de Enrique Ruiz Guiñazú, exministro de Relaciones Exteriores y Culto durante los gobiernos de Roberto Marcelino Ortiz y Ramón Castillo. Había ingresado al periodismo a los 19 años, en 1954, y a los 22 se casó con César Doretti. Fruto de ese primer matrimonio nacieron sus cinco hijos.

Su pasión, se dijo, fue la radio. Para ese medio entrevistó a desde Jorge Luis Borges y Fidel Castro hasta al papa Juan Pablo II, junto a quien en 1979 recorrió el campo de concentración nazi de Auschwitz. Pero también incursionó en gráfica y televisión: en los ‘70 condujo en Canal 7 un noticiero con Antonio Carrizo (hasta que el gobierno de Isabel Perón prescindió de ella) y fue movilera de Cacho Fontana en Canal 11.

En el medio que fuere, lo que desvelaba a Magdalena era el periodismo, vocación que buscó ejercer siguiendo una ley sagrada: “Decir la verdad por sobre todas las cosas. No mentir nunca”.

“Valentía y coraje”, fueron las palabras que utilizó Jorge Lanata para definir a su colega.

Un hito en la búsqueda de esa verdad llegó en diciembre de 1983, cuando a poco de asumir Raúl Alfonsín la presidencia fue convocada para integrar la Conadep y no lo dudó. Aceptó y al año siguiente se convirtió en una de las primeras civiles en entrar a la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó el mayor centro clandestino de detención de la dictadura. Su voz, que haría huella en la radio, sería también clave en el juicio contra las juntas militares. “Nunca voy a olvidar cuando entramos a la ESMA con Graciela Fernández Meijide y con un grupo de sobrevivientes, que además lo hicieron palpando las paredes para reconocer el lugar, porque habían estado con los ojos vendados durante el cautiverio y las torturas. Entonces recordaban el espacio a partir del tacto. Fue una de las imágenes más brutales que me tocó ver. Recuerdo también el cinismo de algunos militares que entonces recibieron a parte de la comisión y al vernos preguntaron, vilmente: ‘¿Qué desean?’ Difícil de igualar”, contó en una entrevista.

Fue aquella una “experiencia terrible” sumaría sobre su paso por la Conadep, que presidió Ernesto Sábato y que, definió el propio escritor, era “la oscuridad del infierno. Nos tocaba dar cuenta nada menos que de los horrores de la dictadura”.

Magdalena Ruiz Guiñazú fue además la primera en abrirle el micrófono a las Madres de Plaza de Mayo y a Hebe de Bonafini, en plena dictadura, lo que le valió varias amenazas. Por eso le dolió mucho cuando durante el kirchnerismo esa organización la escrachó públicamente en los denominados “juicios populares” contra periodistas.

A lo largo de su carrera, el medio la premió con 14 Martín Fierro (incluido el de oro) y varios Konex, entre ellos el de Brillante a la figura más representativa del periodismo argentino.

Fue, hasta su muerte, “un soldado del trabajo -como le reconoció el periodista Pablo Sirvén en una semblanza-. Ni la tos, ni la fiebre, ni los duelos familiares (sufrió la pérdida de un hijo) fueron más fuertes que su romance apasionado con el micrófono”.

Sus restos serán despedidos esta tarde en el Parque Memorial de Pilar.

 

(Fuente: El Día)